25 de septiembre de 2012

La verdad no tiene valor

Hace unos meses en nuestro país se estreno el programa de televisión llamado "El Valor de la verdad", un formato que en otros países causó polémica. En este programa, un conductor hace una serie de preguntas a un concursante, que previamente ha pasado por la prueba del polígrafo para responder con la verdad las preguntas que se le hiciera; si la concursante responde con la verdad se va haciendo acreedora de varios  cientos de soles (moneda peruana), mientras más preguntas "íntimas y personales" responda con la verdad el valor ganado aumenta. Si miente pierde todo el dinero acumulado.
Suelo ver los programas de televisión nacional, por lo menos una vez para poder comentar y opinar sobre éstos; por ello, ví  parte de la primera emisión de dicho programa: una jovencita contaba a nivel nacional que tenía una doble vida, trabajaba en centros nocturnos, entre otras cosas. Su familia y su enamorado estaban presentes en el set de televisión.
Hace unos días leo en un diario local virtual, que la joven había sido asesinada y el asesino confeso era el propio enamorado (quien también estuvo en el set de televisión).
Quedé sorprendida por la noticia. Al día siguiente y los días posteriores todos los medios de comunicación opinaban y comentaban sobre el tema. Unos decían que la responsabilidad es de este tipo de programas porque el joven fue expuesto a una humillación pública (la chica confesó que tenía sexo a cambio de dinero); por otro lado, otros medios señalaban que el dinero ganado fue el móvil del crimen, y el programa no es responsable de la personalidad antisocial del jóven. Entre unos y otros se atacan y defienden sobre la responsabilidad del programa.
Creo que fuera de la responsabilidad del asesino, hay una responsabilidad ética del programa y sobre todo del canal de televisión. Hoy en día es casi normal ver programas de televisión donde la intimidad es expuesta con total naturalidad (programas reality), programas de concurso donde los enamoramientos se hacen y deshacen, programas donde la sangre y el dolor son expuestos diariamente con total naturalidad.
Este caso debe servir como un hito para que los medios de comunicación entiendan que tienen un gran poder y que si bien es cierto la responsabilidad no es directa, deben hacer una autocrítica y autocontrolarse. El dinero que ganan los medios de comunicación y sobretodo los conductores no debe ser a costa de fomentar el morbo y la miseria humana. Ojala y cada uno de nosotros entendieramos que el consumir este tipo de información nos hace cómplices de toda esta podedumbre que existe en los medios.
 
Nos vemos pronto!
 
Cynthia
 
 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario