31 de agosto de 2012

El último de la cola

¿Quién no ha estado en una cola? (me refiero a una fila para ser atendido en algún lugar, ya sea supermercado, banco, restaurante u otro establecimiento). ¿Qué haces?, ¿Cómo te sientes al ver que el tiempo transcurre y tu fila avanza lentamente?
Creo que no nos hacemos problemas, hasta que nos damos cuenta de que la fila de al lado va más rápido. Pareciera que siempre la fila que elegimos es justamente la que avanza con menor rapidez.  Esto comienza a producir un cierto grado de ansiedad y es justamente en ese momento que nos impacientamos.
Un estudio hecho en Hong Kong reveló que "cuantas más personas haya detrás de alguien que hace cola, menos probable será que ésta persona se fastidie". En otras palabras, según este estudio,  la gente está más tranquila mientras tiene más gente atrás; por ejemplo: si tuviera 50 personas delante y 50 detrás estaría más relajada que tener sólo cincuenta delante. Claro, a nadie le gusta ser el último de la cola…
Richard Larson, una autoridad mundial en la lógica social de las filas señala que la gente prefiere una única cola serpenteante que vaya siendo atendida por múltiples asistentes, aunque ello suponga hacer una cola más larga.  Prefiero eso también, me ha pasado que cuando estoy en una cola (fila, para mis amigos extranjeros)  de pronto observo que el señor que estuvo detrás mio pasó a la otra fila y lo atendieron enseguida, y por si fuera poco, de pronto al establecimiento se le ocurre abrir una nueva ventanilla y todos los que estaban detrás corren y son atendidos de inmediato y termino siendo la última de la cola. Por ello, preferiría hacer una, no importa larga, e ir avanzando en orden hacia los cajeros o ventanillas disponibles así sería más justo ¿no?
Les cuento que hay estudiosos que debaten sobre el tema, y ellos señalan que somos  los latinoamericanos quienes estamos entre los más irracionales de la fila, mientras los británicos son los más "educados".  Por lo pronto a mi me ha pasado  que la tolerancia se me acaba cuando veo que en las colas no se respeta el orden.
A los que no nos gusta hacer colas, sólo nos queda saber dónde y en qué momentos son las colas más largas, para así buscar alternativas para evitarlas; por ejemplo jamás iría a un banco a fin de mes,  es la locura!, o los días previos a navidad para hacer compras.
Trabajé como cajera un buen tiempo y eso de las colas lo sufren quienes las hacen, pero también quienes están del otro lado. Así que creo que es importante ponerse también en el zapato de ellos/as para evitar desfogar nuestro malestar en el momento de la tan esperada atención. La empatía es importante, en esta y otras experiencias sociales.
Espero que en tu próxima visita a un establecimiento recuerdes este post.
Hasta pronto!
Cynthia

29 de agosto de 2012

Lenguaje inclusivo


Probablemente, nunca te has puesto a pensar por qué muchas veces se usa el género masculino para referirse a las mujeres y a los hombres, por ejemplo: los hombres, los niños, los profesionales, los ciudadanos, etc.
No soy feminista, pero trato de ser justa; la igualdad creo que debe primar en nuestras relaciones en aras de lograr un mundo mejor.El uso del género masculino para referirse a hombres y mujeres (lenguaje sexista), contribuye en perpetuar la discriminación pues invisibiliza a las mujeres. En pleno siglo XX en el que las mujeres vienen participando, ocupando cargos y espacios que antes le eran negados, no es posible que se siga generalizando en función del género masculino. La sociedad se va transformando y la relación entre hombres y mujeres también. Estas transformaciones se deben plasmar en el lenguaje.
Leí una vez un comentario relacionado al tema:  una profesora de remplazo llegó a la clase de música de un colegio  y exclamó: ‘Ahora vamos a cantar todos los niños’.  Las niñas se quedaron calladas, no se dieron por aludidas, pues su maestra de siempre hablaba de niños y niñas. Podemos darnos cuenta que el lenguaje influye en el comportamiento de las personas, y ese es el punto.
A finales del siglo XX, la Real Academia Española estableció como  correcto que si un discurso se dirige a un grupo, es correcto hacerlo de acuerdo con el género de la mayoría; Reflexionemos: Si en una reunión la mayoría son hombres y sólo una asistente es mujer, decimos: Buenos días a todos (obedeciendo la norma de la RAE), y si en otra reunión la mayoría de asistentes son mujeres y un solo hombre deberíamos decir: Buenos días con todas ¿Verdad? Pero en la vida cotidiana, seamos sinceros, nos referimos siempre en función del género  masculino.
¿Por qué no decimos las niñas y los niños o, en todo caso, la infancia, en lugar de  “los niños” generalizando a hombres y mujeres?; ¿por qué no decimos los seres humanos o la humanidad en lugar de decir “los hombres”?
En nuestro país, ya estamos avanzando en ese sentido. La Ley 28983 - Ley de Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en su artículo 4, inciso 3, señala la necesidad de incorporar y promover el uso del lenguaje inclusivo en todas las comunicaciones escritas y documentos que se elaboren en todas las instancias del gobierno. Un gran paso.
Entiéndase el lenguaje inclusivo como la utilización de formas  que incluyan lo masculino y lo femenino y no utilizar formas masculinas para conceptos que incluyen a ambos géneros.
Podríamos  seguir con el debate, pero mejor de voy despidiendo de todos y todas.
Hasta pronto!

Cynthia